Ceremonia IV: CIRCUITO DE CARRERA
…Escucharé la sinfonía de los
rabilargos, los abejarucos, los ruiseñores, las golondrinas, las calandrias,
los grajos, los gorriones, los jilgueros: el silencio natural, sólo interrumpido
por el jadeo entrecortado de mi respiración. Caerá sobre mí la niebla de
esporas de los pinares cuando el viento agite sus ramas engalanadas, una
silueta amarillenta de polvo fino moviéndose por encima de mi cabeza como una
bandera enarbolada sacudida por el viento.
Pasaré por estos mismos lugares
acumulando cansancio y energía en las piernas, golpeando levemente con las
zapatillas en la franja desteñida por el tránsito, observando a saltos
fugazmente el horizonte, los ángeles quietos en la llanura, su pie único, su
voluminosa melena…
Fragmento
del libro La voz interior.
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