I - Paseos por Santa Eufemia

Casa Zalengas, Villafrechós (Valladolid)

II - Citas de despedida

Mirador de la Encina, Villabañez (Valladolid)

III - Homenaje a mis padres

Parque de la Fuente el Sol (Valladolid)

IV - Circuito de carrera

Pina de Antequera (Valladolid)

V - El mar de Machado

Teso de Almenara, Villabrágima (Valladolid)

VI - El espacio propio

Monte el Cueto, Castrodeza (Valladolid)

XVIII - Hipótesis de la mirada

Ermita de Nuestra Señora de los Perales, Velliza (Valladolid)

XIX - Al cruzar la calle

Ermita de el Viso, Monterrubio de la Armuña (Salamanca)

Alberto Asenjo Orive: La Voz Interior

• Lecturas al Viento es un método diferente de difundir y motivar a la lectura. Compagina el placer de leer con aspectos como el excursionismo, la consolidación de patrimonio civil, militar y religioso, el respeto y admiración por la naturaleza, la repoblación forestal, las alternativas del ocio, la proliferación de recursos turísticos, las relaciones sociales, el ejercicio físico, el juego de pistas, la permanencia en el tiempo y la trascendencia vital, entre otros.

• Lecturas al Viento son escritos, cada uno de ellos es independiente temática y físicamente, en la primera fase de esta iniciativa, hasta que se convierte en un libro convencional. Esto sucede, para cada lector, cuando ha reunido todas las claves que guardan las hojas con los textos y que le posibilitan acceder al libro completo.

• Para acercarse a esta obra se necesita tiempo y verdadera voluntad. Cada parte requiere ser leída en días distintos, porque de una lectura a otra puede haber una separación de varios kilómetros, cuando no de unos cientos.

• En Castilla y León, y sobre todo en el provincia de Valladolid, se concentran la mayoría de los 30 escritos que forman esta primera entrega: La Voz Interior, pero también los hay en Andalucía, Castilla la Mancha y Madrid.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Ceremonia XXIII - LOS RECUERDOS

Ceremonia XXIII: LOS RECUERDOS


…Los recuerdos tienen nombres propios y etéreos, son como los sueños que dejaron un intenso rastro al despertar: no se les puede seguir. Su presencia se evapora en el espacio y cada vez que quieres atraparlos se alejan un poco más. Impregnan el entorno con un aroma dulce a corteza de naranja recién cortada, se pegan a los dedos de las manos en una finísima capa transparente. Con el paso del tiempo se incrustan en la piel y quedan ocultos a las sensaciones del tacto y del olfato. Hasta que un día de nostalgias recurrentes emanan entre los poros y se dispersan arrastrados por un viento suave que te envuelve y te va llevando. Te sumerge en el pozo de su círculo cerrado y remueve los sentimientos anegados por el lodo de la experiencia…

Fragmento del libro La voz interior